Me repetía, con una mezcla de miedo y disgusto mientras me alejaba manejando.
"Conteniendo me contengo" me sugiere.
"La pena de a dos es menos atroz" remata.
"Hablandole a ella, consolándola... me hablo a mi mismo, me consuelo" finiquita.
Y por primera vez, desde el día que
te* le dije todo en el auto, me volví a sentir mal de nuevo. Pero mejor que sea así, en la comodidad del sillon, entre la cajita Kleenex y el ventilador.
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* Debo
dejar de escribir dirigiéndome
a ti ella ellas solo a mi.
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